martes, 7 de octubre de 2014

Trastornos Alimenticios (Anorexia - Bulimia) Causas, Complicaciones, consecuencias y tratamiento

ANOREXIA NERVIOSA


El término anorexia nerviosa significa literalmente “falta de apetito provocado por los nervios”. Sin embargo, se trata de una definición relativamente errónea, debido a que el auténtico problema no es la falta de apetito. Lo esencial de la anorexia nerviosa es el intenso miedo de aumentar de peso y engordar.

El DSM-4-TR (El Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales de la Asociación Estadounidense de Psiquiatría) añade además el rechazo a mantener el peso corporal normal adecuado a la estatura y edad de esa persona (por ejemplo, una reducción del peso corporal de alrededor del 85% de lo que sería de esperar en condiciones normales). También existe una percepción distorsionada de la forma u el tamaño del cuerpo.

A pesar de que puedan tener un cuerpo absolutamente escuálido, la mayoría de los pacientes con anorexia nerviosa niegan que puedan tener algún problema. De hecho, se sienten secretamente orgullosos de su pérdida de peso. Pese a ello, puede que intenten disimular su delgadez con ropas amplias, o incluso ocultando bajo la ropa objetos abultados que les hagan parecer más corpulentos.

Si saben que les van a pesar (por ejemplo, al ingresar en un hospital), las personas con anorexia nerviosa pueden llegar a beber una enorme cantidad de agua para aumentar así su peso, aunque evidentemente solo de manera temporal.

Hay 2 tipos de anorexia nerviosa: el restrictivo y el compulsivo-purgativo. La principal diferencia entre ambos tiene que ver con la estrategia para mantener el peso corporal. Lo que intentan las personas del tipo restrictivo, es limitar al máximo la ingesta de comida y calorías. Cuando están sentado a la mesa junto a otras personas, intentaran comer con una lentitud excesiva, cortar la comida en trozos minúsculos, y tirarla sin que nadie se entere (Beaumont, 2002).

Mientras que las personas con anorexia nerviosa de tipo compulsivo-purgativo suelen fracasar en sus intentos de limitar su ingesta de comida, lo que da lugar a episodios de atracones. Un atracón significa que se come incontrolablemente una cantidad de comida mucho mayor de lo que cualquier persona podría comer en circunstancias y tiempo similares. A su vez, estos atracones van seguidos por un intento de purgarse.  Se suele recurrir al vómito, a los laxantes, diuréticos y enemas. Sin embargo, estas estrategias para purgarse no suele impedir la absorción de calorías.


El cuadro clínico del tipo compulsivo-purgativo tiene mucho más que ver la bulimia.



LA BULIMIA NERVIOSA

Los criterios del DSM-4.TR (APA, 2000) para la bulimia nerviosa destacan la presencia frecuente de episodios de atracón de comida. Un atracón puede consistir en ingerir un litro de helado, un paquete familiar de galletas y una torta de chocolate, todo durante una sentada. Durante el atracón se produce una absoluta falta de control sobre el impulso de ingerir grandes cantidades de comidas, de manera que la persona es incapaz de parar de comer.

También se producen conductas inadecuadas y recurrentes que pretenden impedir la ganancia de peso. Este tipo de conductas incluye los vómitos provocados y una excesiva cantidad de ejercicio físico. Algunos pacientes llegan a consumir hormonas tiroideas para incrementar el gasto metabólico de su organismo.

No debe diagnosticarse bulimia nerviosa si también se cumplen los criterios de la anorexia nerviosa (por ejemplo, si nos encontramos ante el tipo compulsivo-purgativo de la anorexia nerviosa). En otras palabras, el diagnostico de anorexia nerviosa (triunfa) sobre el diagnostico de bulimia nerviosa, debido a que hay una mayor mortalidad asociada con la anorexia nerviosa que con la bulimia nerviosa. Por lo tanto el DSM exige que la patología mas grave tenga preferencia.

Resulta importante comprender que las personas con anorexia nerviosa comparten con las que tiene bulimia nerviosa un angustioso temor a (engordar). Sin embargo, al contrario de lo que ocurre con los pacientes anoréxicos, los bulímicos suelen tener un peso normal; incluso a veces pueden tener un ligero sobre peso. El temor a engordar es el núcleo central de la bulimia nerviosa.

La diferencia entre una persona con bulimia nerviosa y otra con el subtipo compulsivo-purgativo de la anorexia nerviosa, radica en el peso. En consecuencia una persona con anorexia nerviosa se encuentra muy por debajo de su peso, lo que no se puede decir de alguien que tiene bulimia nerviosa.


Complicaciones Médicas de la Anorexia Nerviosa y la Bulimia Nerviosa

La anorexia nerviosa es uno de los trastornos psiquiátricos mas letales que existen. Desde luego la mayoría de los pacientes con este problema tiene un aspecto lamentable. Su cabello ralea y se vuelve quebradizo, al igual que las uñas. La piel se seca y en la cara, cuello, brazos, espalda y piernas, empieza a crecer un vello llamado lanugo. Muchos pacientes también tienen una piel de color amarillento, sobre todo en la palma de las manos. Al estar tan desnutridos, el frío les afecta muchísimo. Sus manos y sus pies están constantemente helados y tienen un color morado debido a su dificultad para regular la temperatura y a la falta de oxígeno en las extremidades.

Como su presión sanguínea siempre está excesivamente baja, están constantemente cansados, débiles, con vértigo y desmayos (de Zwaan y Mitchell, 1999). También suelen tener deficiencia de la vitamina B1, lo que puede explicar la depresión y los cambios cognitivos característicos de las personas anoréxicas (Winston, 2000). Las personas con anorexia nerviosa pueden sufrir arritmias que les pueden llevar a la muerte. Esta arritmia está provocada por un importante desequilibrio en algunos electrolitos esenciales, como el potasio. Los niveles muy bajos de potasio pueden provocar trastornos renales lo suficientemente graves como para necesitar diálisis.

Aunque la bulimia nerviosa es mucho menos letal que la anorexia nerviosa, también acarrea una serie de problemas médicos. Las purgas pueden provocar también desequilibrios e hipocalemia (escasez de potasio) que, como ya se ha mencionado, colocan al paciente en riesgo de sufrir  anormalidades cardiacas. Otra complicación son los dalos en el corazón, derivados de la utilización de la ipecacuana para provocar el vómito (Pomeroy y Mitchell, 2002). No es extraordinario que los pacientes tengan callosidades en las manos, para introducir una y otra vez los dedos en la garganta para provocar el vómito. En algunos casos extremos, en los que se utilizan cepillos de dientes para provocarlo, puede llegar a desgarrarse la tráquea.

Como el contenido del estómago es acido, los vómitos repetidos provocan también daños en los dientes. Lo único que consiguen al cepillarse los dientes inmediatamente después del vomito es irritarlos todavía más.


Factores causales de los trastornos alimenticios

Existen ciertos factores que aumentan la probabilidad de desarrollar un tipo de trastorno alimenticio. Sin embargo, muchos de ellos no son específicos. Esto quiere decir que no suponen una susceptibilidad especial a sufrir trastornos alimenticios. Los trastornos alimenticios (al igual que ocurre en la mayoría de los trastornos) tienen múltiples causas. Tanto la anorexia como la bulimia probablemente sean el resultado de una compleja interacción de variables de tipo biológico, sociocultural e individual.




Consecuencias de la Anorexia Nerviosa y la Bulimia Nerviosa

Los trastornos alimenticios son especialmente difíciles de tratar, y las tasas de recaída son elevadas. Sin embargo, la recuperación es posible a muy largo plazo. Lowe y sus colaboradores, estudiaron los resultados clínicos de una serie de pacientes con anorexia nerviosa, 21 años después de que hubieran acudido en busca de tratamiento. 16 de ellos (todas mujeres) habían muerto a consecuencia de la inanición o el suicidio. Otros 10% todavía sufría el trastorno, mientras que el 21% se había recuperado parcialmente. Las personas que sufren anorexia nerviosa y que además abusan de sustancias, parecen tener un riesgo especialmente alto de muerte prematura.

Respecto a la bulimia nerviosa, la tasa de mortalidad a largo plazo es mucho menor, y ronda el 0,5%. En un estudio que se realizó un seguimiento de 11 años, encontraron que alrededor del 70% de las mujeres que habían sido bulímicas ya no cumplían los criterios diagnósticos de dicho trastorno. Es necesario señalar que aunque aparentemente ya se encuentran bien, muchas personas que se han recuperado de la anorexia o de la bulimia todavía tienen problemas residuales. Por ejemplo, preocupaciones excesivas respecto al tipo y al peso, restricciones en el consumo de alimentos y tendencias a comer en exceso y angustiarse después, según sus su esto de ánimo (Sullivan, 2002). En otras palabras, la recuperación nunca será completa.


Tratamiento para la  Anorexia Nerviosa


La Terapia Cognitivo-Conductual (TCC) está siendo muy eficaz para el tratamiento de bulimia. Como la anorexia nerviosa comparte muchas características con la bulimia, la TCC también suele utilizarse para tratar ese problema (Vitousek, 2002). La duración recomendada de tratamiento radica en la modificación de las creencias distorsionadas respecto al peso y la comida, pero también respecto al propio yo, que muy probablemente estén contribuyendo a generar y a mantener el trastorno. Aparentemente resulta al  menos mas eficaz que el asesoramiento nutricional o la terapia a bases de drogas (Vitousek, 2002).

Algunas teorías sobre los trastornos alimenticios destacan el papel del entorno familiar. Se ha encontrado también que cuando estos pacientes viven en una familia con gran expresividad emocional, tienden a comportarse mucho peor, desde una perspectiva clínica, que los pacientes que viven en familias con poca expresividad emocional. Por tales razones, cada vez se recurre mas a la terapia familiar para el tratamiento de la anorexia.

Algunos ensayos controlados aleatoriamente han demostrado que los pacientes que han sido tratados durante 1 año con este tipo de terapia familiar evolucionan mejor que quienes han sido asignados a un grupo de control en el que recibían un asesoramiento individual. Pero sin embargo parece ser que el tratamiento familiar funciona mejor con unos pacientes que con otros.

Tratamiento para la Bulimia Nerviosa

Es bastante frecuente que los pacientes con bulimia nerviosa reciban un tratamiento a base de antidepresivos. Este tipo de fármacos se utilizan para el tratamiento de la bulimia, debido a que muchos de estos pacientes también sufren de trastornos de estado de ánimos.  En general, los pacientes que toman antidepresivos evolucionan menor que los que han tomado un placebo. De manera relativamente sorprendente, los antidepresivos parecen disminuir la frecuencia de los atracones, a la vez que  mejoran el estado de ánimo de los pacientes, y sus preocupaciones respecto a su tipo de peso (Walsh, 2002).

Pero sin embargo, el mejor tratamiento para la bulimia es la Terapia Cognitivo-Conductual (TCC). En promedio, aproximadamente el 50% de los pacientes tratados con TCC dejan por completo de darse atracones y de purgarse, una vez que han terminado el tratamiento (Pike, 2001).

El componente conductual de la TCC para la bulimia se concentra en la normalización de las pautas de alimentación. Esto incluye la planificación de las comidas, una educación nutricional y terminar con los ciclos de atracones y purgantes, enseñando al paciente a comer de manera regular pequeñas cantidades de comida. La parte cognitiva del tratamiento se dirige a la modificación de las ideas y conductas que inicio o perpetúan el ciclo de atracones.


Referencia bibliografica: Psicología Clínica. James N. Butcher. cap. 9. ed. 12





No hay comentarios:

Publicar un comentario